– ¿Tienes miedo? – Le preguntó Daniel. Tenía la cabeza ladeada y la suave brisa le había alborotado el cabello. La tenía agarrada de la cintura, sosteniéndola con firmeza pero, al mismo tiempo, con el tacto de la seda. Luce tenía las manos entrelazadas alrededor de su cuello.
¿Tenía miedo? Por supuesto que no. Estaba con Daniel. Al fin. En sus brazos. Pero la verdadera pregunta que resonaba en su cabeza era: ¿debería tener miedo? No podía estar segura. Ni siquiera sabía dónde estaba (…)
– ¿Te quedarás conmigo? – le preguntó a Daniel. Su voz fue apenas un susurro casi ahogado por el estruendo de un trueno. Una ráfaga de viento sopló a su alrededor y el pelo se le metió en los ojos. Daniel la estrechó aún más entre sus brazos, hasta que ella pudo acompasar su respiración a la de él y oler su piel en la suya.– Siempre – le susurró a modo de respuesta. El suave sonido de su voz la colmó de felicidad (…)
Al final, por fin, la besó con tal ímpetu que la dejó sin aliento. La besó como si ella le perteneciese, de forma completamente natural, como si ella fuera una parte que él hubiera perdido y que por fin pudiera recuperar.
-Oscuros, Lauren Kate-
Leer cosas así, simplemente, me llena.
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