No sabes qué hacer. Vivís en duda. ¿Qué hago? ¿Sigo? ¿Paro? ¿Se me pasará? ¿Seguiré así?
Sos tan feliz de a momentos, y horas después sentis que todo se derrumba.
Devuelta la duda. Seguir. Parar. Descansar. Dormir por un buen rato. Aclarar la mente.
Seguís en duda.
Y finalmente decidís no preocuparte, vivir tranquila y disfrutar de todo. Te das cuenta que cada momento, por más chiquito que sea o te hace feliz, o te deja una enseñanza.
Volves a sonreír.
Volves a ser vos.
Recibís sonrisas cómplices.
Todo está en orden, al menos por ahora.
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