El pasado 26 de marzo sufrí un robo. Llegaba un poco tarde a mi casa y tuve la mala suerte de contar con dos chorros escondidos cerca de mi garage que me arrebataron el auto. Auto que había sido mi regalo de graduación y de 18 años. Auto que mis papás consiguieron tras hacer un esfuerzo grandisimo. Auto que me fue arrancado en menos de 30 segundos.
A causa del "trauma" que me dejó el hecho, me aconsejaron y accedí a empezar un tratamiento con una psicóloga. Hice las entrevistas correspondientes y llegué a una señora mayor llamada Victoria.
Victoria también sufrió un robo. En distintas condiciones, pero le pasó como a mi. Obviamente que por su profesión, ella intentaba que yo viera que es algo normal y que le puede pasar a cualquiera. Pero, yo me seguía preguntando, por qué a mi?
Ahora me doy cuenta que sin el robo y sin Victoria, yo no hubiese enfrentado muchos otros problemas que me rodeaban. Igual, no quita que odie ir a visitar a Victoria porque aunque queda cerca, lo siento como una obligación.
Cada martes termino angustiada. Estoy tranquila porque me doy cuenta de muchas cosas que para mi no estaban aclaradas, pero también sigo un poco mal porque sé que tengo mucho trabajo por delante.
A veces pongo en duda este tema del "tratamiento". A veces siento que sola voy a estar mejor. A veces tengo miedo de quedarme sin excusas para no mejorar.
Por qué nos ponemos tantas trabas a nosotros mismos?
Por qué no existe una Victoria interna que me ayude a darme cuenta de las cosas por mí misma y así salir adelante yo sola?
Y así llegué a la conclusión. Nadie es algo por si mismo. Es necesario de la gente que nos rodea para que realmente seamos quien somos.
Nisiquiera el empresario más exitoso es alguien por si mismo. Necesita de todos sus colegas y clientes para formarse y ser quien realmente es.
Por eso me doy cuenta que no quiero estar sola nunca más. No quiero sufrir en soledad sin saber quién soy. Necesitare de millones de Victorias, muchos familiares, amigos y compañeros en cantidad. Algunos serán esporádicos. Otros serán para siempre. Pero lo que sé es que me quiero rodeada de la gente que me quiere y compartir (o no), mis felicidades y tristezas.